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Los síntomas en la Esclerosis Múltiple son muy dispares y dependen de las áreas del SNC lesionadas; los síntomas varían entre las diferentes personas e incluso en una misma persona y según el momento.

Una persona con EM sufre normalmente más de un síntoma, pero no todas las personas van a experimentar todos los síntomas existentes.

Los síntomas de la Esclerosis Múltiple suelen dividirse en tres categorías:

Los que resultan del efecto directo de la desmielinización Los más frecuentes son:

  • Alteraciones de la sensibilidad de alguna parte del cuerpo, tales como debilidad en piernas o brazos
  • Entumecimiento
  • Temblor
  • Pérdida de visión
  • Dolor
  • Parálisis
  • Disfunción de la vejiga e intestino

Muchos de estos síntomas pueden ser solucionados mediante la medicación, rehabilitación y otros métodos.

Las complicaciones que se presentan como resultado de los anteriores
La disfunción de la vejiga puede causar infecciones repetidas de la zona urinaria. La inactividad da lugar a debilidad, disminución de la densidad ósea.
Aunque los síntomas secundarios pueden ser tratados, lo ideal es evitarlos tratando correctamente los primarios.

Las complicaciones sociales, vocacionales y psicológicas derivadas de todo lo anterior

  • La tensión de padecer una lesión neurológica crónica puede suponer una interrupción de las relaciones personales y laborales.
  • La depresión es frecuente en este tipo de enfermedades.

La ayuda profesional de psicólogos, trabajadores sociales, terapeutas físicos y ocupacionales puede ser de gran ayuda.

Los síntomas que podemos encontrar con mayor frecuencia son los siguientes:

Las personas con EM suelen experimentar un tipo de fatiga general y debilitante que no se puede prever y que es excesiva con respecto a la actividad que se está llevando a cabo cuando ésta se manifiesta. Es uno de los síntomas más frecuentes, ya que se da en el 80% de los pacientes, lo que influye significativamente en su capacidad de trabajo y de relación con el exterior. Puede ser el síntoma más importante en los pacientes en los que la afectación de la enfermedad es mínima.

La fatiga en la esclerosis múltiple tiene unas características particulares:
Tiende a empeorar según transcurre el día.
Se agrava con el calor y la humedad.
Puede agravarse de manera repentina.
Es más severa que la fatiga normal.
Interfiere de manera importante con las responsabilidades diarias.
La causa de la fatiga es desconocida en este momento; se intenta encontrar una causa objetiva que la explique.
Debido a que la fatiga puede ser debida a otras situaciones médicas que tienen un tratamiento específico, tales como depresión, enfermedades de la glándula tiroides, anemia o como efecto secundario de la medicación recibida, todos los pacientes que la sientan deberían consultarlo con su médico.

  • Visión borrosa.
  • Visión doble.
  • Neuritis óptica.
  • Movimientos oculares rápidos o involuntarios.
  • Pérdida total de visión (infrecuente).
  • Pérdida de equilibrio.
  • Temblor.
  • Ataxia (inestabilidad al caminar).
  • Vértigos y mareos.
  • Torpeza en una de las extremidades.
  • Falta de coordinación.
  • Debilidad, que puede afectar a la marcha.

Contracciones involuntarias y rigidez

  • Cosquilleo, entumecimiento (parestesia), o sensación de quemazón en zonas corporales.
  • Dolor muscular y otros dolores asociados con la EM, como dolor facial.
  • Sensibilidad al calor: ante un incremento de la temperatura puede producirse un empeoramiento pasajero de los síntomas.
  • Otras sensaciones no definibles.
  • Habla lenta o no fluida.
  • Palabras arrastradas.
  • Cambios en el ritmo del habla.
  • Micciones frecuentes y/o urgentes.
  • Vaciamiento incompleto o en momentos inadecuados.
  • Estreñimiento.
  • Falta de control de esfínteres (poco frecuentes).
  • Problemas de índole sexual:

Los problemas sexuales son frecuentes en los enfermos de EM. El despertar sexual comienza en el sistema nervioso central, que envía mensajes a los órganos sexuales a lo largo de los nervios a través de la médula espinal. Si la EM afecta estas vías, la respuesta sexual puede afectarse directamente. Los problemas sexuales también pueden venir por la fatiga o la espasticidad y evidentemente por los problemas psicológicos. Estudios recientes confirman que el 60% de los pacientes encuestados reconoció que su actividad sexual había declinado desde el diagnóstico de su enfermedad. No hacer caso de estos problemas puede conducir a pérdida importante en la calidad de vida.

    • MUJERES:
      • Menor sensibilidad en la zona vaginal/clitoriana.
      • Sequedad vaginal.
      • Anorgasmia (ausencia de orgasmo).
      • Pérdida de la /íbido.
      • Pérdida de sensación.
    • HOMBRES:
      • Dificultad o imposibilidad de conseguir o mantener una erección.
      • Menor sensibilidad en el pene.
      • Dificultad o imposibilidad de eyacular.
      • Disminución de la excitación.
    • AMBOS SEXOS:
      • Dolor que puede interferir con el placer.
      • La vergüenza que puede causar la incontinencia intestinal o urinaria.
      • Debilidad.
      • La espasticidad de las extremidades.
    • Problemas de memoria a corto plazo.
    • Trastornos de la concentración, discernimiento y/ o razonamiento.